jueves, 12 de mayo de 2016

Savitri, Libro 4º, Canto 1º (fragmento) - Sri Aurobindo

Para vosotros, desconocidos lectores de aquí y de allá, traigo hoy un fragmento del extenso poema épico y mántrico "Savitri" de Sri Aurobindo. Es un himno a la eclosión de la Primavera con su despliegue de belleza y despertar de la Naturaleza, que nos recuerda nuestro propio despertar a lo trascendente e inmortal. No soy la persona  indicada para comentar esta obra magna de la literatura universal y cumbre de la poesía en lengua inglesa. Al final os remito a quien es un experto especialista y traductor de la misma. Por mi parte me he limitado a intercalar unas pocas imágenes que hagan más ligera la lectura y sean un contrapunto a su tema central: la Primavera. ¡Feliz  e inspiradora lectura!


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Luego Primavera, amante ardiente, eclosionó a través de las hojas
y tomó a la novia-tierra en su vehemente abrazo; 
su llegada fue un fuego de tonos irisados,
sus brazos el círculo que culmina la llegada de la alegría. 
Su voz una llamada a la esfera de lo Trascendente
cuyo secreto toque en nuestras vidas mortales
guarda por siempre nuevo el estremecimiento que creó el mundo, 
remodela una antigua dulzura en formas nuevas
y mantiene intacta inalterada por muerte y Tiempo
la respuesta de nuestros corazones al encanto de la Naturaleza 
y conserva siempre nuevo, aunque siempre el mismo, 
el latido que vuelve a despertar el antiguo deleite
y la belleza y el rapto y la alegría de la vida.  


Su llegada traía consigo la magia y el encanto;
a su toque el cansado corazón de la vida se tornaba alegre y joven;
hacía al gozo voluntario prisionero de su pecho.
Su abrazo era el de un joven dios a los miembros de la tierra:
trasmutada por la pasión de su irrupción divina
hizo su cuerpo hermoso con sus besos.
Llegó impaciente de felicidad,
flauteando alto con la alegre voz del bullicio, 
dejando señal en los árboles de su turbante de pavo real: 
su aliento era una cálida llamada al deleite,
su mirada un denso azur voluptuoso.



Una suave premura celestial sorprendía la sangre
rica en instinto de los sensuales gozos de Dios;
revelada en la belleza, había por doquier una cadencia
insistiendo en el estremecido rapto de la vida: 
movimientos inmortales tocaban las fugaces horas. 
Una rebosante divina intensidad del sentido 
hacía incluso del respirar un placer apasionado;
todas las voces y las miradas todas tejían un único encanto.
La vida del embelesado globo devino
tempestad de dulzura y de luz y de sonido,
deleite de colorido y de éxtasis, 
himno de rayos de sol, letanía de gritos:
sonaba un acorde de coral música sacerdotal
y, mecido en el bamboleante incensario de los árboles,
un perfume sacrificial colmaba las horas.


Asocas ardían en manchas de llama carmesí,
puros cual aliento de inmaculado deseo 
blancos jazmines embrujaban el aire enamorado,
pálidas flores de mango alimentaban la límpida voz
del bullicio enloquecido de amor, y la dorada abeja
zumbaba en medio de la fragancia de melifluos capullos.
La luz del sol era la enorme sonrisa dorada de Dios. 
Toda la Naturaleza era un festival de belleza.


Sri Aurobindo
Trad. Aswapati

Enlace para conocer la vida de Sri Aurobindo, su obra, leer el poema Savitri y descargarlo:



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