Apacible sentir,
no me abandones
aunque en mi orilla
mil tempestades bramen.
Apacible sentir,
anunciador de los milagros
que a este mundo infeliz
los dioses brindan;
ni ya un instante
resiste mi ser
el sinsentido de las horas huecas
carentes de ti.
En la limpia consciencia
de mi corazón derramas
gotas de dulce ambrosía,
néctar que adormece
los sentidos fieros, aún abiertos
al mundo que agoniza.
Apacible sentir,
no es tu presencia
un mensaje de la muerte
que acecha: ¡es el presagio
de la verdadera vida!
Elma
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