«En el conocimiento espiritual del ser hay tres etapas para su autorrealización, que son al mismo tiempo tres partes del conocimiento uno.
«La primera es el descubrimiento del alma, no del alma exterior compuesta de pensamiento emoción y deseo, sino de la entidad psíquica secreta, el elemento divino dentro de nosotros. Cuando ésta llega a ser dominante sobre la naturaleza, cuando somos conscientemente el alma, y cuando la mente, la vida y el cuerpo, asumen su verdadera función como sus instrumentos, entonces adquirimos consciencia de un guía interior, que conoce la verdad, el bien, el deleite verdadero y la belleza de la existencia, que controla el corazón y el intelecto mediante su ley luminosa y que conduce nuestra vida y nuestro ser hacia la integridad espiritual... Éste es el primer paso de la autorrealización, entronizar el alma, el individuo psíquico divino en el lugar del ego.
«El paso siguiente es llegar a ser consciente del yo eterno en nosotros, innato y uno con el yo de todos los seres. Esta autorrealización libera y universaliza...
«El tercer paso consiste en conocer al ser Divino, que es a la vez nuestro Yo supremo trascendente, el ser cósmico, fundamento de nuestra universalidad, y la Divinidad en el interior, de la cual nuestro ser psíquico –el verdadero individuo en evolución en nuestra naturaleza–, es una porción, una chispa, una creciente llama en el fuego eterno desde el que fue encendido y del que es el testigo siempre viviente dentro de nosotros y el instrumento consciente de su luz, poder, alegría y belleza».
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